El envejecimiento, no es algo que la selección natural pueda remediar

¿Por qué llega una edad en la que el cuerpo humano empieza a deteriorarse sin remedio, a pesar de los millones de años de evolución que han perfeccionado su genoma? ¿Por qué la selección natural no ha eliminado los problemas de salud que terminan llevando a todos los que escapan a otros peligros, sin excepción, a la tumba?

La respuesta a este enigma, según una investigación de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) y del Institut de Biologia Evolutiva (UPF-CSIC), es que el envejecimiento no es algo que la selección natural pueda remediar. Todo lo que le ocurra a un individuo después de tener descendencia – en el caso de los humanos, a partir de los cincuenta años aproximadamente – escapa de la presión de la evolución, puesto que ya no influye en las probabilidades de reproducirse.

Los datos, publicados  en Nature Ecology & Evolution , indican además que la senescencia es un efecto secundario de los genes que incrementan las probabilidades de sobrevivir y reproducirse durante la juventud. “La selección natural prefiere jóvenes sanos aunque el precio a pagar sean adultos enfermos”, explica a Big Vang Arcadi Navarro, codirector de la investigación.

“La selección natural prefiere jóvenes sanos aunque el precio a pagar sean adultos enfermos”
ARCADI NAVARRO

Esta teoría fue formulada hace exactamente cinco décadas, pero permanecía sin demostrar. Ahora, el big data biomédico y las nuevas técnicas de análisis genético han permitido a los investigadores indagar en el ADN en busca de las causas genéticas del envejecimiento y de la huella de la evolución.

Para ello, han estudiado cómo se relacionan 120 enfermedades humanas entre sí, y cómo se asocian a cerca de 2.800 marcadores genéticos de europeos y asiáticos, disponibles en bases de datos. Navarro explica que no todas las dolencias se correlacionan positivamente, como ocurre en el caso de la diabetes y algunos problemas cardiovasculares. “También puede pasar lo contrario: que el incremento de riesgo de sufrir una enfermedad proteja de otras”.

Los investigadores han descubierto 26 parejas de enfermedades, hasta ahora consideradas independientes, en las que esta relación se produce en etapas distintas de la vida. Por ejemplo, las variantes de genes que protegen de la esclerosis múltiple durante la juventud aumentan el riesgo de padecer un tipo de cáncer de hígado en la vejez.

Pruebas de evolución reciente

Los resultados demuestran además que la evolución ha favorecido recientemente algunas de estas variantes génicas. Es el caso de un gen llamado CDKN2A. Ciertas mutaciones confieren protección frente a un tipo de tumor cerebral letal, el glioma, pero a la vez aumentan la probabilidad de sufrir enfermedades asociadas a la edad, como la diabetes de tipo 2 o el glaucoma.

“Hay indicios sólidos de una actuación reciente de la selección natural [sobre estos genes], probablemente después de nuestra salida de África”, relata Navarro; el investigador se refiere a la migración que llevó al ser humano a abandonar su cuna, hace cerca de 120.000 años.

“En la mayor parte de la historia de nuestra especie, al superar la edad reproductiva los humanos morían en seguida”, declara el investigador. “Muy recientemente los avances socioeconómicos han permitido que los humanos vivamos mucho más allá. Pero también es cierto que vivimos en unas condiciones no óptimas”, señala. El envejecimiento se asocia a muchas enfermedades que pueden deteriorar la calidad de vida.

Al ser interrogado sobre la posibilidad de mejorar las condiciones de vida en la vejez o de retrasar el inevitable deterioro, Navarro responde que su trabajo abre la puerta a nuevas investigaciones en esta línea, ya que los resultados proporcionan “una herramienta práctica más allá de explicar las causas del envejecimiento”.

Carlos López-Otín, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Oviedo, que no ha participado en el estudio, valora el trabajo del grupo de Navarro como “muy inteligente y muy interesante”, según declara por correo electrónico a Big Vang. López-Otín considera que a continuación será necesario validar los genes identificados y definir sus implicaciones clínicas, “tanto en el envejecimiento como en las enfermedades asociadas al mismo”.

 

 

Fuente:  http://www.lavanguardia.com/ciencia/cuerpo-humano/20170130/413848794185/envejecimiento-precio-juventud-saludable-evolucion.html

 

 

 

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