El papel de las madres en el cuidado familiar ha sido, y sigue siendo, fundamental. Desde aquellas mujeres que, con entrega silenciosa, cuidaban del hogar, de los hijos y de los más vulnerables, hasta las madres de hoy, que equilibran trabajo, crianza y amor con una fuerza admirable.
Las madres de generaciones pasadas
Muchas de nuestras madres y abuelas crecieron con una idea clara de lo que era “ser madre”: estar siempre presentes, cuidar sin descanso, sostener a la familia desde lo invisible. Sin horarios, sin pausas, sin reconocimiento. A ellas les debemos tanto. Ellas nos enseñaron que cuidar es amar, que dar sin medida también es una forma de educar.
Las madres de hoy: fuerza dentro y fuera de casa
Hoy, muchas madres trabajan fuera del hogar, luchan por su autonomía profesional y económica… pero siguen siendo el sostén emocional de sus familias. Terminan jornadas laborales largas, pero encuentran energía para leer un cuento, preparar una cena, acompañar una conversación. Gracias por ser ejemplo, por multiplicaros cuando parece imposible.
Las abuelas: madres por partida doble
Y cómo no mencionar a las abuelas. Las que hoy siguen cuidando: de sus nietos, de sus hijas, de sus hogares y del de los demás. Llevan y recogen del colegio, hacen la comida, organizan la vida de varias generaciones. El papel de las madres en el cuidado familiar también se escribe con sus nombres.
Gracias a todas. A las madres de ayer, de hoy, y a las que vienen. Gracias por cuidar, por sostener, por seguir siendo ese lugar donde todo empieza.