¡Cuídate cuidador! Consejos para su bienestar

A menudo los cuidadores asumen grandes riesgos y situaciones que ponen en peligro su propio bienestar y salud personal con tal de garantizar los cuidados que la otra persona necesita.

De hecho, los cuidados para el propio cuidador son tan importantes como los de la persona a la que se cuida. Es la mejor manera de estar preparado y mejorar nuestras capacidades para cuidar adecuadamente a esa persona.

Por ello, vamos a ver un decálogo de consejos para cuidadores que deben tomar para cuidarse a sí mismos:

  • Reconocer cuando se necesita ayuda es clave y ello le hará más eficaz en su labor.
  • Si se encuentra en algún momento ante una situación de sobreesfuerzo o agotamiento, no lo trate de ocultar, son normales y muy comunes en los cuidadores, y reconozca abiertamente que necesita apoyo.
  • Aprenda a pedir ayuda, bien delegando tareas en otros miembros de la familia, a través de la solicitud de ayudas sociales o externas. E incluso, no dude en recurrir a un profesional (psicólogo o psiquiatra) o a grupos de autoayuda o asociaciones, pueden ser de los más eficaces.
  • Para tener mayor sensación de control y eficacia personal es recomendable solicitar información y formación para conocer el tipo de medicación que necesita la persona que cuida, los problemas derivados de la nutrición, posibles complicaciones, adaptación del hogar, etc.
  • Disponer de expectativas reales sobre los cuidados de la persona. Haremos lo posible para ayudarle pero ciertas cosas no están en nuestra mano (pensar que conseguiremos que no empeore), e incluso pensar que nosotros podremos con todo sin ayuda.
  • Mantener una mentalidad positiva y optimista. Alegrarse por los logros y no prestar atención sólo a los fallos o deficiencias.
  • No descuidarse a sí mismo. La salud es fundamental, descansar, dormir las horas recomendadas, una dieta saludable y disponer de ratos de ocio para descansar y relajarse.
  • Los vínculos con amigos y familiares ayudan a evitar el estrés, así que no se aísle de sus relaciones sociales y trate de mantener el contacto con las personas de su entorno
  • Aprender a decir “no” a las exigencias y demandas excesivas del paciente y sin sentirse culpable.
  • Organización de tareas semanales y diarias. Priorizar y asumir qué cosas no se van a poder hacer por falta de tiempo, que es precisamente una de las cosas que más preocupa a los cuidadores.
  • Motivar al paciente a hacer todo lo que pueda aunque necesite más tiempo para ello o no lo haga adecuadamente.
  • Recurrir a centros de día, residencias para ingresos temporales, personal contratado de asistencia domiciliaria para que le ayude en las labores del hogar o en cualquier cosa que pueda necesitar.

Por lo tanto, para garantizar el buen cuidado de la persona que nos necesita, no hay nada mejor como cuidarnos a nosotros mismos para poder ofrecer nuestra ayuda con todas nuestras capacidades.

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