La música acompaña, alivia, emociona
La música es un lenguaje universal. No entiende de edades, enfermedades ni limitaciones. Tiene el poder de despertar recuerdos dormidos, de calmar la ansiedad, de dibujar una sonrisa incluso en medio del dolor. En el mundo sociosanitario, cada vez más voces reivindican su papel como una terapia complementaria de gran valor. Porque no cura, pero acompaña. No borra el sufrimiento, pero lo hace más llevadero. Y a veces, eso ya lo cambia todo.
Música y Alzheimer: una chispa en la oscuridad
Uno de los campos donde más se ha estudiado el efecto de la música es en la enfermedad de Alzheimer. Numerosos estudios científicos han demostrado que escuchar canciones significativas para la persona activa zonas cerebrales relacionadas con la emoción y la memoria, incluso cuando el deterioro cognitivo es severo.
Como mostró un estudio publicado en la revista Brain (2015), la música autobiográfica puede despertar recuerdos, generar emociones y favorecer la comunicación, incluso cuando ya no hay palabras. Quienes han vivido esto lo saben: ver cómo una persona que apenas se comunica tararea una melodía o sonríe al escuchar una canción de su juventud es profundamente conmovedor.
Música y enfermedades crónicas: alivio en el día a día
Pero los beneficios de la música no se limitan al Alzheimer. También se ha estudiado su efecto en personas con enfermedades crónicas como el Parkinson, el cáncer, la esclerosis múltiple o el dolor crónico.
- En pacientes con Parkinson, por ejemplo, la musicoterapia rítmica puede mejorar la movilidad y reducir los bloqueos motores. La música actúa como un metrónomo natural, facilitando el movimiento.
- En personas con cáncer, diversas investigaciones han mostrado que escuchar música o participar en sesiones de musicoterapia reduce la ansiedad, mejora el estado de ánimo e incluso disminuye la percepción del dolor.
- En enfermos de esclerosis múltiple, la música puede ayudar a combatir la fatiga, la depresión y la desconexión emocional, tan frecuentes en esta patología.
Un metaanálisis publicado en The Lancet Oncology (2011) concluyó que la música tiene un impacto positivo en la calidad de vida de pacientes oncológicos, aliviando síntomas físicos y emocionales sin efectos secundarios.
Cuando las palabras no alcanzan
Hay momentos en la enfermedad en los que las palabras ya no sirven. En los que el cansancio, la frustración o el dolor se imponen al lenguaje. Y es ahí donde la música se convierte en puente. Un canal emocional, profundo y no verbal que permite expresar, conectar, aliviar.
Las canciones conocidas pueden evocar emociones olvidadas, abrir ventanas a la esperanza, hacer presente lo vivido, lo amado, lo sentido. La música acompaña sin pedir nada a cambio. Está ahí, como un susurro amable, como una mano tendida.
Música también para quienes cuidan
La música no solo beneficia a quienes padecen una enfermedad. También puede ser un respiro para quienes cuidan. Escuchar música juntos puede reforzar el vínculo entre paciente y cuidador, crear momentos de conexión, compartir recuerdos y emociones.
En entornos residenciales o centros de día, la incorporación de sesiones de musicoterapia ha demostrado mejorar el ambiente, reducir conductas agresivas o disruptivas, y favorecer la socialización. En palabras sencillas: la música transforma el día a día.
Una herramienta sencilla, un efecto inmenso
No hacen falta grandes recursos. A veces, solo basta con una lista de canciones, unos altavoces y un poco de tiempo. Elegir canciones que hayan sido significativas para la persona, cantarlas juntos, mover los pies al compás… pequeños gestos con un efecto inmenso.
En Adiper creemos que cuidar también es emocionar. Y que toda herramienta que sume bienestar merece su espacio. Por eso reivindicamos la música como lo que es: una aliada poderosa, una compañera leal, una medicina del alma.
Música que abraza
Cada persona tiene su propio universo sonoro, pero hay canciones que, por su tono emocional, letra o ritmo, suelen conectar muy bien con personas mayores o con enfermedades crónicas. Aquí te proponemos una lista ecléctica que puede usarse como base para crear una versión personalizada:
Música española de toda la vida
- «Mediterráneo» – Joan Manuel Serrat
- «La Bien Pagá» – Miguel de Molina
- «Dos gardenias» – Antonio Machín
- «Gracias a la vida» – Mercedes Sosa
- «Un ramito de violetas» – Cecilia
Clásicos internacionales
- «What a Wonderful World» – Louis Armstrong
- «Let it Be» – The Beatles
- «Over the Rainbow» – Judy Garland
- «Imagine» – John Lennon
- «Can’t Help Falling in Love» – Elvis Presley
Música instrumental relajante
- Ludovico Einaudi – Nuvole Bianche
- Yiruma – River Flows in You
- Bandas sonoras (por ejemplo, Cinema Paradiso, Amélie)
- Guitarra española o piano clásico
Música para mover el cuerpo
- Pasodobles, boleros, sevillanas suaves
- Canciones rítmicas de los años 60 y 70
- Música folklórica local o tradicional
cómo aplicar la música en casa
Comparte la experiencia
Escuchar juntos fortalece el vínculo emocional. Comenta la canción, habla de recuerdos asociados, canta en dúo. El cuidado también se expresa en esos pequeños momentos.
Elige el momento adecuado
Usa la música en momentos de calma o rutina: al despertar, durante la higiene, en la sobremesa o antes de dormir.
Adapta el volumen y el ambiente
Evita ruidos externos. Usa un volumen agradable, ni muy bajo ni demasiado alto. Mejor con altavoces que con auriculares (salvo si se prefiere lo contrario).
Observa la reacción
La persona puede emocionarse, cantar, relajarse… o no reaccionar. No todos los días serán iguales. Sé paciente y adapta la música según su estado.
Fomenta la participación
Anímale a cantar, mover las manos, dar palmas o simplemente escuchar. Puedes usar instrumentos sencillos como maracas o panderetas.
Evita canciones que puedan causar tristeza o recuerdos negativos
Aunque las emociones son bienvenidas, evita letras demasiado melancólicas si notas que provocan angustia.
Integra la música en la rutina
Usa ciertas canciones como “señales” del día (por ejemplo, una melodía relajante para la siesta o una alegre para iniciar el desayuno).
Consejo: usa plataformas como Spotify o YouTube para crear listas personalizadas con canciones significativas para la persona. Pregunta por sus recuerdos musicales, artistas favoritos o canciones de su infancia.