La negatividad contagia. Rodéate de gente buena.

Seguro que conoces a alguien que está siempre de mal humor. Es complejo que algo que le suceda a lo largo del día, tenga algún punto de vista positivo.  Un carácter irritable, comparativas victimistas, negatividad.  Pues esta actitud en esa persona, se transmite y se contagia.

Tanto las actitudes como los estados de ánimo, son contagiosos. Si tienes la mala fortuna de tener cerca una persona de este tipo, tienes que aprender a protegerte por que resultan ser contagiosos, y más aún cuando permanecemos expuestos a ellos durante mucho tiempo.

Científicamente, el contagio nos llegará ya que las neuronas espejo o cubelli, fundamentales para la empatía y para poder ponernos en el lugar de los demás realizan su función de esta forma.  Esta habilidad es positiva, pero también tiene un impacto negativo, porque podemos propagar fácilmente la negatividad de quienes nos rodean.

Si eres positivo, generas ese estado. Sin duda la negatividad también genera más negatividad.

Un estudio realizado por la Universidad de Indiana ha revelado que las opiniones de los demás nos afectan e influyen en nuestro comportamiento, aunque no queramos ni sepamos admitirlo. Los científicos han probado que  las opiniones negativas tienen un gran impacto y generan un cambio de actitud en comparación con las opiniones positivas. El estudio científico ha estudiado las opiniones de un numeroso grupo de personas en relación a productos.  El experimento consistía en compartir las opiniones tanto positivas como negativas con el resto de los grupos que participaban en el estudio.

Fruto del estudio y análisis, se comprobó que las opiniones negativas, influyen en las actitudes de las personas que participan en el experimento, haciéndoles sentir aún peor.

Otros resultados obtenidos es que las opiniones negativas influían en los que antes tenían una actitud positiva, siendo además los más suceptibles a las influencias de las opiniones negativas. La interacción de las personas con aquellos que tenían una opinión negativa, fortalecía esta opinión y la polarizaba.

Los resultados del gran estudio realizado por los científicos de Indiana, no quedan lugar a duda: la negatividad genera más negatividad.

La negatividad contagia

 

Hay personas, que su  estado de vivencia es constantemente pesimista y esa negatividad no solo afecta a sus propias vidas, sino que termina afectando a la vida de las personas que están a su alrededor. Los expertos, atribuyen ese estado de irritabilidad e insatisfacción con ellas mismas a un problema de visión que los hacen ser victimas de si mismas, al pasarse el día sufriendo por su desencanto continuo y por una visión de la realidad que experimentan muy irreal. Este nivel de baja autoestima, en ciertas ocasiones desencadena en una autentica depresión.

Este tipo de personas, constantemente ven el vaso medio vacío, suelen ser desconfiadas en las relaciones e incapaces de disfrutar de lo bueno que tienen a su alrededor.

La tristeza, ese mal virus.

Científicos de Harvard, analizando el vínculo entre los estados emocionales y los modelos relacionales, no han tenido en cuenta las emociones espontáneas o compartidas que a menudo experimentamos cuando compartimos las mismas experiencias con otras personas, sino que han trabajado en centrarse en un estudio que observe el impacto de los cambios emocionales que afectan los estados afectivos de las personas más cercanas a nosotros. Los resultados indican que  existe un “patrón de propagación”, como para los virus, y que las fuentes de contagio son mayores en el caso de la tristeza que la felicidad.  Resultado concreto;  cada amigo feliz aumenta nuestras posibilidades de ser felices en un 11%. Lamentablemente  solo necesitamos un amigo triste para duplicar nuestras posibilidades de ser infelices. Claramente, tenemos que trabajar en identificar donde están esas fuentes de intoxicación, para alejarnos de ellas ya que  las emociones negativas son como la gripe: cuantos más amigos tengas que padezcan gripe, mayores serán las probabilidades de infectarse, lo mismo se aplica a la tristeza y la desesperación.

Al igual que se propaga la tristeza  percibimos el mal humor y la hostilidad, y tan pronto como lo hacemos, algo cambia en nuestro cerebro. Nuestra forma de percibir el mundo de forma más grosera, también ha sido demostrado por psicólogos de la Universidad de Florida.

Rodéate de personas que sacan lo mejor de ti

Los estados de ánimo de las personas que nos rodean terminan teniendo un gran impacto en nuestras emociones y actitudes. Todos tenemos una amigo o amiga o familiar que se queja todo el día y que su forma de ser, pueden terminar teniendo un gran impacto en nuestras emociones y actitudes.

Elige bien a quien tienes cerca por que estar constantemente expuestos al mal humor y la negatividad nos terminará por pasar factura y revisarnos a nosotros mismo, para ser o convertirnos en personas con quienes los demás puedan percibir una energía positiva.

Los siguientes consejos te pueden ayudar para que sepas qué debes hacer si  tienes a tu lado a una persona negativa:

  • Exije una solución: Pide, busca y exige soluciones a sus problemas. Indícale que no vale la pena quejarse, que hay que arreglar y solucionar cada controversia.
  • Toma distancia: Huye de esa persona,  así tal cual. Toma distancia y mantén a las personas negativas lo más lejos posible por que esas personas tienen el don de convertir un día normal en uno terrible
  • Es su problema, no el tuyo: Ese tipo de personas, disfruta haciendo comentarios negativos. Esas personas siempre muestran derrota y nunca disfrutan con cosas positivas. Espejea en su cara y verbaliza, que así no se consigue nada.  Sonríe y dile que busque una solución.
  • Pon límites: Pon límites a esas personas, con educación, respeto y calma.  La mayoría de sus afirmaciones intentarán hacer daño. No lo permitas.
  • Respira: Que la energía negativa no llegue a tu cuerpo.
  • Usa técnicas mentales: Utiliza técnicas mentales para bloquearla y pon a salvo tus neuronas, por que vas a encontrar a estas personas.
  • Obsérvate:  Observar tu comportamiento y tus pensamientos a lo largo del día para mantenerte de forma positiva. Como hemos comentado, la actitud negativa es contagiosa.

 Y como último consejo y el más valioso, el que nos dejó una  de las personas más admiradas de la historia: Sócrates.

Sócrates aplicaba el triple filtro para todos los comentarios que recibía:

  • EL FILTRO DE LA VERDAD: Dime ¿Estás, absolutamente, seguro de que aquello que me vas a decir, es verdad?
  • EL FILTRO DE LA BONDAD: ¿Es algo bueno eso que vienes a decirme?
  • EL FILTRO DE LA UTILIDAD: ¿Es útil para mí eso que vienes a contarme?

Sin lugar a dudas, una enseñanza brutal que espero que te ayude a desechar todo lo que no pase ninguno de los 3 filtros, y sobre todo a la persona que te lo cuenta.

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