Aulas abiertas. Formación continua

La formación continua a cuidadores, es el eje vertebrador de la nueva sociedad.

Cada mañana llevo a los peques al colegio, y me gusta observar como algunos van aún con cara de sueño, otros con cara de ilusión, algunos cuantos cargan con trabajos que traen de casa a exponer en el colegio y otros no van tan alegres.  Pero todos llegan, puntuales la mayoría, a comenzar su jornada de aprendizaje, de formación, a la escuela a adquirir conocimientos que nos transmiten los profesores con todo el cariño y  dedicación. Y así nos vamos haciendo personas, y así vamos creciendo, y formándonos.

Y en esta formación que vamos adquiriendo por el camino, muchas personas deciden hacerlo en materias específicas de salud, materias que luego servirán para cuidar a otras personas. Son muchas las tipologías que existen; solo en la categoría de médicos, hay multitud de especialidades.  Están los curan el cuerpo, y también los que curan el alma y los sentimientos.  En esta vida que ahora estamos viviendo, son muchos y muy variados los perfiles de personas que se dedican a cuidar de otras personas. Solamente en los últimos 100 años, hemos dado un salto sustancial en el avance de la salud y la calidad de vida, gracias a la cantidad de personas que de forma voluntaria y vocacional en muchos casos, han tenido la feliz idea de formarse en como cuidar a otra persona.

Y la sociedad sigue avanzando, y los retos que vamos a tener que hacer frente en los próximos años, nada tiene que ver con los retos que hemos pasado. Y en este avance que va teniendo la sociedad que vivimos, nos vamos dando cada mañana con la realidad en nuestros ojos. Nuestra sociedad envejece a pasos agigantados, y casi todas las semanas tenemos noticias sobre este gran sector de nuestra población.  Lo hacemos tan a diario, que casi sin darnos cuenta, no vemos que esas personas son las que hace solo unos días, estaba construyendo el país, haciendo y atendiendo las familias que hoy cuentan las historias de las personas que viven solas.

A veces, casi sin darnos cuenta, llega a nuestra vida una nueva situación; mi padre ha envejecido y ahora me toca cuidar de él.  Pero resulta que yo no elegí formarme en esta materia, casi no tengo tiempo para hacerlo, pero no quiero dejar esta función que me ha tocado vivir.

Y así vamos avanzando, por eso de la importancia de la formación continua, por que seguramente vamos a encontramos en algún momento, con situaciones con las que no habíamos soñado, y que no queremos dejar de atender, para la que necesitamos una formación. Por ello, es cada vez más frecuente que se pongan en marcha talleres y  aulas de formación donde se aprenda a cuidar y a cuidarse.

Calidad de vida, calidad social

El objetivo de esta formación continua es  mejorar la calidad de vida de las familias con personas en situación de dependencia y/o discapacidad a su cargo.  El tipo de formación teórica y práctica ayuda a afrontar situaciones que en muchos casos no sabemos como responder, haciendo con ello una mejora de la calidad de vida del cuidador y la persona cuidada.  Además el propio envejecimiento está aumentando los casos de las personas que requieren estos servicios por lo que muchas de las personas, descubren tras esta formación, una vocación e incluso una nueva profesión. Afrontar tu propia  vida con más vida y cuidados y haciendo feliz a otras personas.

No nos damos cuenta, de cuanta importancia tiene la formación en nuestras vidas, y como cambia nuestro estado mental, tras pasar por un buen proceso de formación. Talleres para, “Cuidar cuidándose: habilidades del cuidador para cuidar de forma saludable”,  “Técnicas de movilización, traslado y deambulación de personas en situación de dependencia”,  “La higiene de la persona en situación de dependencia y mantenimiento del entorno”,  “Las úlceras por presión: identificación, prevención y cuidado desde la perspectiva del cuidador”,  “Prevención de accidentes y primeros auxilios para personas en situación de dependencia.”,  Cuidados de la persona con enfermedad de Alzheimer: comprensión y afrontamiento de la enfermedad”, o  “Salud mental y dependencia: cuidados específicos”, hacen que implementemos en nuestra vida, en nuestro día a día, una nueva visión de como afrontar nuestro proceso de vida.

Si permitimos que llegue la formación a nuestras vidas, podemos ver en qué consiste el envejecimiento digno dentro de la nueva realidad y como la sociedad actual,  está poniendo el énfasis en la labor de la formación a todos los niveles,  como agente de cambio social.

Los procesos de formación ayudan a crear más felicidad y sobre todo en materia de cuidados. Nuestra sociedad a partir de ahora, convive cada vez con más frecuencia con personas envejecidas y entre todos podemos ayudar a que una vez que lleguemos a la vejez, vivirla de forma positiva. La dignidad de la persona implica la felicidad, por ello debemos estar preparados para afrontar nuestro propio proceso de envejecimiento o hacer frente al proceso de envejecimiento de nuestros familiares.

Formación continua cuidados envejecimiento

El envejecimiento de la sociedad es una oportunidad de vida

La visión del envejecimiento, debe ir cambiando; no es un problema laboral, ni social.  Es una oportunidad de vida, que nos permite enriquecernos de una situación que nunca hemos tenido. El envejecimiento de nuestra sociedad implica una oportunidad para seguir viviendo en plenitud y una forma de ser feliz y para ello es casi obligado, que todo el proceso esté acompañado por procesos de formación continua. Igual que fuimos aprendiendo como cuando éramos pequeños, en el colegio, casi sin darnos cuenta.

La formación sobre la actual atención a la dependencia es insuficiente y  hay mucho que hacer,  tanto en la  universidad, que  tiene un papel muy importante para  formar a los alumnos que serán los profesionales del mañana, y que también tiene el papel fundamental de transferir conocimiento, de investigar y de ser motor de ese cambio.  Así como la universidad, puede dar respuesta a lo que la sociedad demanda y no ir a remolque de los cambios, otras muchas instancias, están involucradas en ese proceso de formación continua y constante. Escuelas, Institutos, entidades sin ánimo de lucro y organismos como Adiper, proporcionan un traspaso de conocimiento de mucho interés para ayudar a acondicionar a nuestro nuevo modelo de vida y entre todos tenemos que  investigar para  detectar cuáles son esas necesidades y oportunidades y poner en funcionamiento esos nuevos cambios.

Las entidades que ofrecemos esta materia, no lo hacemos solamente desde el punto de vista formativo, sino además desde el punto de vista de la responsabilidad social ya que estamos  al frente de esos cambios, liderarlos y ser capaz de transformar la formación a lo que verdaderamente va a demandar la ciudadanía. No nos sirve ya formar a personas que apliquen los conocimientos para un fin laboral. El cuidado a la persona tienen una aplicación muy directa en el propio modelo de vida que va a llegar y los métodos de aprendizaje clásicos y en conocimientos estancos ya no valen.

La dependencia tiene ahora un buen marco de atención y unas buenas herramientas, y tenemos que  seguir avanzando, además de pensar no solo en la atención a la dependencia, sino también quizá al paso anterior, a la promoción de la autonomía para una mejora de la calidad de vida ya que  la sociedad va tomando conciencia sobre el envejecimiento en la medida en que las personas van tomando conciencia de la edad que van cumpliendo.

La vida debe ser una formación continua

El escritor francés Gustave Flaubert no pudo estar más acertado cuando dijo que “la vida debe ser una continua educación”. El mundo sigue girando, queramos o no, así que lo mejor para nuestros intereses, tanto personales como profesionales, es apostar por la formación continua como vía para permanecer actualizados y preparados para las nuevas circunstancias y en este mundo que envejece a pasos agigantados, mucho más, ya que la formación que recibamos la vamos a aplicar directamente a nuestro modelo de vida.

 Fórmate para crecer. Fórmate para vivir

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